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jueves, 3 de enero de 2013

Georges Bataille

La voluntad de lo imposible

II
   
   Cada cual puede, si así lo prefiere, bendecir una naturaleza caritativa, arrodillarse ante Dios...
   No hay nada en nosotros que no esté constantemente en juego, que no esté abandonado.
   La súbita aspereza de la suerte desmiente la humildad, desmiente la confianza. La verdad responde como una cachetada en la mejilla ofrecida por los humildes.
   El corazón es humano en la medida en que se rebela. No ser un animal, sino un hombre, significa rechazar la ley (la de la naturaleza.)
   Un poeta no justifica del todo la naturaleza. La poesía está fuera de la ley. Sin embargo, aceptar la poesía la convierte en su opuesto, en mediadora de una aceptación. Suavizo el resorte que me impulsa contra la naturaleza, justifico el mundo dado.
   La poesía produce penumbras, introduce el equívoco, aleja al mismo tiempo de la noche y del día -tanto del cuestionamiento como de la puesta en acción del mundo.
   ¿No es evidente? la amenaza constantemente pendiente con que la naturaleza nos tritura, nos reduce a lo dado -anulando así el juego que ella juega más allá de sí misma- requiere de nosotros la atención y la astucia. 
   El relajamiento nos saca del juego -al igual que el exceso de atención. El arrebato feliz, los saltos razonables y la calmada lucidez se le exigen al jugador -hasta el momento en que se quede sin suerte, o sin vida.
   Me acerco a la poesía con intención de traicionar: el ánimo astuto es el más fuerte en mí. 
   La fuerza perturbadora de la poesía se sitúa fuera de los bellos momentos a los que llega: comparada con su fracaso, la poesía se arrastra.
   La opinión común sitúa aparte a los dos autores que añadieron el brillo de su fracaso al de su poesía.
   El equívoco generalmente está ligado a sus nombres. Pero uno y otro han agotado el movimiento de la poesía -que culmina en su contrario: en un sentimiento de impotencia para la poesía.
   La poesía que no se eleva hasta la impotencia de la poesía es todavía el vacío de la poesía (la bella poesía).

En: La felicidad, el erotismo y la literatura. Adriana Hidalgo Editora.